Los champiñones y seta de cultivo en Europa ofrecen una amplia variedad de sabores, texturas y opciones a nivel culinario. Algunas de las variedades más populares son las de la familia Agaricus, que abarca tanto los champiñones blancos como los marrones, así como las setas de ostra, shiitake, entre tantas.
Champiñón y Portobello
Los champiñones, que son los más comunes, se cultivan en abundancia y destacan por su sabor suave y terroso. La variedad blanca, con su sombrero liso de color marfil y su textura firme, es un ingrediente versátil que puede emplearse en diversos platos, como ensaladas, salteados y sopas. Por otro lado, los portobellos, también conocidos como cremini, poseen un sabor más intenso y sustancioso, así como una textura ligeramente más firme, lo que los convierte en una opción ideal para recetas a la plancha, a la parrilla o en salteados.
Seta de ostra
Las setas de ostra, llamadas así por su parecido con las delicadas conchas de las ostras, crecen en una gama de colores que se extiende desde el blanco hasta el gris o el rosa. Con un delicado y sutil sabor a frutos secos, estas setas tienen una textura tierna y aterciopelada que aporta un matiz distintivo tanto en recetas sencillas como en platos más elaborados. Suelen emplearse en salteados, risottos y pastas, e incluso como sustituto de la carne en platos vegetarianos o veganos.
Seta shiitake
Las setas shiitake, provenientes de Asia Oriental, han ganado popularidad en todo el mundo por su característico sabor umami y su textura carnosa. Estas setas de color marrón oscuro tienen un sabor fuerte y ahumado que se intensifica al cocinarlas, lo que las convierte en un preciado ingrediente en sopas, guisos, salteados y salsas.
Seta de chopo
Por último, las setas de chopo, presentan un sombrero marrón oscuro y un suave sabor a frutos secos. Se pueden usar en diversas elaboraciones, como platos salteados o risottos, y como aderezo para pizzas o bruschettas para añadir intensidad y riqueza a los sabores clásicos que reinan en este tipo de recetas.
Beneficios saludables de los champiñones y setas cultivadas para una dieta equilibrada
Aunque la clasificación botánica no incluya los champiñones y seta de cultivo en la categoría de verduras, los nutricionistas reconocen su valor nutritivo. De hecho, los champiñones y seta de cultivo suelen encontrarse entre las frutas y verduras que deben formar parte de una dieta diaria equilibrada. Ricos en nutrientes esenciales como agua, fibra, vitaminas, sales minerales, oligoelementos y proteínas, los champiñones y setas cultivadas brindan numerosos beneficios en diversas formas: crudos, cocidos, frescos o en conserva. Conoce los aspectos nutricionales más destacados de los champiñones y seta de cultivo en Europa y descubre por qué son un un gran aliado para una dieta equilibrada.
Los champiñones y setas cultivadas ofrecen una amplia variedad de beneficios saludables, empezando por su bajo contenido en grasas y calorías. Constituyen una fuente de fibra dietética y un alimento rico en proteínas: el 57 % de sus calorías proceden de estas. También aportan nutrientes esenciales como potasio, selenio, riboflavina, niacina, folato, ácido pantoténico y biotina. Su alto contenido en agua, habitual en la mayoría de las verduras, contribuye a su carácter hipocalórico, lo que los convierte en una opción ideal para quienes buscan una dieta equilibrada con una ingesta calórica controlada (fuentes: McCance y Widdowson; Directrices de la UE).
Los champiñones y setas cultivadas son ricos en vitaminas B2, B3, B5, B7 y B9. Estas vitaminas desempeñan una función esencial en el mantenimiento de la salud de los huesos, los dientes y los músculos, reducen la fatiga, favorecen el correcto desarrollo de las funciones psicológicas y contribuyen al funcionamiento general del sistema nervioso (fuentes: McCance y Widdowson; Directrices de la UE). En cuanto a sales minerales y oligoelementos, los champiñones y setas cultivadas constituyen una fuente de potasio y selenio, y presentan un bajo contenido en sodio, por lo que son adecuados para dietas bajas en este elemento. El potasio contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso y los músculos, así como al mantenimiento de una tensión arterial normal. El selenio favorece la salud del sistema inmunitario y de la función tiroidea, y protege las células del estrés oxidativo. Asimismo, gracias a sus altos niveles de umami, los champiñones y setas cultivadas son potenciadores naturales del sabor, lo que permite reducir el consumo de sal sin sacrificar el gusto (fuentes: McCance y Widdowson; Directrices de la UE).
Otro aspecto destacable de los champiñones y setas cultivadas es su contenido proteico (media de 1 g por cada 100 g), independientemente de su estado: crudos, cocinados, frescos o en conserva. Esto los convierte en fantásticos aliados de quienes quieren reducir su consumo de carne o seguir dietas vegetarianas o veganas. Las proteínas son fundamentales para promover el crecimiento de la masa muscular, mantener el nivel de masa muscular, contribuir a una buena salud ósea y facilitar el crecimiento y desarrollo de los huesos en niños (fuentes: McCance y Widdowson; Directrices de la UE).
La incorporación de champiñones y setas cultivadas europeos a tu dieta no solo favorecerá tu bienestar general, sino que te brindará también alternativas sostenibles a las fuentes tradicionales de proteínas, potenciando al mismo tiempo el sabor en tus platos favoritos.
Pastel de champiñones, tomate confitado y queso feta
Para 4 personas
50 minutes
Recomendaciones dietéticas y alimentarias por país para el consumo de frutas y verduras
Los champiñones y setas de cultivo cumplen plenamente con los requisitos que aparecen en las recomendaciones alimentarias elaboradas por los países participantes en la campaña (véase más abajo) y contribuyen a una dieta equilibrada.
País | Recomendaciones cuantitativas | Recomendaciones cualitativas |
Bélgica (Flandes) | No constan | Una verdura de temporada diferente cada día. |
Bélgica (Valonia) | 2 raciones de fruta y 3 raciones de verdura al día | No constan |
Francia | Al menos, 5 raciones de fruta y verdura al día. Las raciones recomendadas varían entre 80 g y 100 g. | Se recomienda aumentar el consumo de fruta y verdura, independientemente del nivel de consumo inicial. Se incluyen las frutas y verduras de todo tipo: frescas, congeladas o en conserva. Consumir preferentemente frutas y verduras cultivadas siguiendo métodos de producción que reduzcan la exposición a los pesticidas (principio de precaución). |
Alemania | Al menos, 650 g de fruta y verdura al día en total (como mínimo, 400 g de verdura y 250 g de fruta). | No constan |
Hungría | Al menos, 4 raciones de fruta y verdura al día, de las que al menos 1 sea fresca o sin cocinar. | La mitad de la ingesta diaria debe corresponder a fruta y verdura. Comer frutas y verduras frescas todos los días. |
Irlanda | De 5 a 7 raciones de fruta y verdura al día. Beber zumo de fruta una única vez al día con las comidas, preferentemente zumos sin azúcares añadidos. Observación: Preparar las comidas utilizando principalmente ingredientes frescos y elegir frutas, ensaladas y verduras como tentempié. |
Se recomienda que la fruta y la verdura sean la base de los platos (hasta mitad del plato o cuenco en cada comida) y que estos incluyan una gran variedad de colores. |
Italia | No constan | Comer más fruta, verdura y tubérculos. |
Países Bajos | Consumo recomendado: al menos, 200 g de fruta y 250 g de verdura | No constan |
Polonia | Al menos, 400 g/día divididos en un mínimo de 5 raciones, de las cuales 1 puede ser zumo de fruta. | Comer fruta y verdura con la mayor frecuencia y en la mayor cantidad posibles. Su consumo debe representar, al menos, la mitad de la dieta. |
España | Se recomienda consumir 5 raciones al día. Observación: En la pirámide NAOS, la fruta y la verdura representan la base de la dieta y deben consumirse a diario. | No constan |